Derechos para todos: con pelos o sin pelos


Por DAIANA GONZÁLEZ y YARLEIDIS MADARRIAGA
Medellín, agosto 1 de 2011
“Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho.” Artículo 4, Declaración Universal de Los Derechos del Animal.

Aunque este artículo   parezca  nuevo y desconocido para muchos de los lectores, solo representa  una parte de los 14 apartados  que integran la Declaración de los Derechos del Animal,  aprobada por  la  Organización de las Naciones Unidas (ONU) y  la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1978. Hoy, después de 33 años de haber sido aceptada, aun siguen existiendo instalaciones que  desobedecen lo que ya había sido pactado. A falta de  una ley  que regule el cumplimiento de estos enunciados, gran parte de los clubes recreacionales  y más específicamente los Zoológicos, atraen a los visitantes con animales exóticos que encerrados y enjaulados en áreas extremadamente reducidas, sufren para satisfacer el deseo del hombre de tener cerca lo que la naturaleza no le permite.
 Estos sitios se refugian tras el  nombre de espacios  ‘educativos’ y de  ‘entretenimiento’, en donde el  animal  está a merced de lo  que el Zoológico pueda  brindarle, privándolo de su  libertad, sobre llevando con    paciencia la cruel rutina de los  niños y adultos que lo  observan con curiosidad al  otro lado de l reja. Un gran desconcierto queda en los humanos rostros al ver al animalillo quieto, acostado y dormido sin más alternativa que esperar a ser alimentado.
Artículo 10 de la Declaración de los Derechos del Animal: “Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal”.
El Zoológico Santa Fe de la ciudad de Medellín, en el que habitan 922 animales y 238 especies en total, es un claro ejemplo de que a pesar de pregonar  su preocupación por el medio ambiente, se han impuesto los fines lucrativos como prioridad, cobrando desde la cena para el animal hasta el acompañamiento de un guía que pueda “resolver todas las inquietudes de los visitantes”. A pesar de esto, Zoológicos como el Santa Fe son los lugares preferidos para la familia que ven la oportunidad perfecta para  acercarse a la naturaleza, creando una cultura de aceptación en los infantes que  frecuentemente visitan  el sitio y se alegran de lo visto, pasando por alto  hasta la presencia de los  animales carroñeros, conocidos en Medellín como gallinazos, que le dan al asilo de animales un toque triste y sombrío, macabro y cruel.
A la pregunta de “¿Cuál cree usted que son las falencias del Zoológico?”, Carlos Vélez,  un hombre de 72 años, responde: “No sabría decirle nada porque de eso no conozco, si supiera de eso les daría alguna explicación, pero no sé si el hábitat de un ave es este o el de un mico, por ejemplo”. Y  difícilmente lo sabría debido a la falta de acompañamiento de un guia que resuelva sus dudas o que lo prevenga de alimentar al animal con comida no adecuada. Como lo dice Juliana Londoño, estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Antioquia y miembro del  grupo animalista de la Fundación Amigos del Medio Ambiente AMA ; “Los hábitat son inadecuados y en exceso pequeños; los visitantes no son supervisados, por lo que las personas tienen comportamientos inapropiados hacia los animales, como alimentarlos con “mecato” y acosarlos golpeando los vidrios y las jaulas. La evidencia de toda esta problemática, es que, muchos de los animales al interior del zoológico han desarrollado zoocosis (comportamientos anormales y auto-destructivos), signo de que estos animales están sufriendo profundamente.”
Frente a esta problematica  ¿Qué hacer con aquellos animales que han sido arrebatados  de su habitat para alimentar el ocio  del ser humano?
la formación de una conciencia social que generé una transición hacia una sociedad más amigable con los animales, posiblemente sea la solución para cambiar estos lugares en donde el entretenimiento no sea un ser viviente.

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