La otra pasarela de Colombiamoda

Por ESTEFANÍA CARVAJAL RESTREPO


Medellín, julio 31 de 2011


Medellín se convirtió en una pasarela durante cuatro días, en los que sirvió como sede para dos de las más importantes ferias de moda en el país: Colombiamoda y Moda para el mundo. Sin embargo, es evidente que la oportunidad de tener un stand en esas ferias para los confeccionistas locales como William Parra, es una utopía.

Willparr, la empresa de William, nació hace más de quince años, con una inversión en retazos de 25 mil pesos, que alcanzó para cortar a mano, con el suelo como mesa de trabajo, 24 blusas.  “Con esas 24 nos ganamos como para hacer 6 más, y así sucesivamente”, recuerda el comerciante con nostalgia pero con alegría. No obstante, fue solo hasta que un amigo lo invitó a viajar por todo el país para distribuir su mercancía, que el negocio pudo crecer.

Los obstáculos que se atravesaron en el camino de William, como el asesinato de su socio y la bancarrota en la que cayó su negocio después del fallido intento por exportar a Venezuela, fueron superados y hoy Willparr es una empresa que cuenta con 75 máquinas de coser, 15 pulpos de estampación, y le da trabajo a más de 90 empleados. “Yo soy un comerciante que me hice saliendo de los mismos almacenes, no tengo ni siquiera el bachiller, no tengo ningún estudio en cuanto a esto, todo lo que he hecho y lo que tengo es con base en la experiencia, o sea, en la vida”, confiesa el hombre.

A pesar de la magnitud de Willparr, nunca han participado como exponentes en Colombiamoda o en Moda para el mundo.  “Yo en mi negocio veo a Colombiamoda como algo muy lejos”, afirma William. Además, según Parra la feria Moda para el mundo, que nació partiendo de la inconformidad que manifestaban los confeccionistas locales respecto a la feria de Inexmoda, se ha vuelto igual de elitista. “Antes no cobraban la entrada a Moda para el mundo, ahora cuesta 60 mil”, puntualizó el empresario. “Colombiamoda es una escala 10, Moda para el mundo es una escala 6 u 8, y nosotros que estamos en la escala 2 o 3 no tenemos espacio para eso, ni oportunidad”, referencia William.

Según Parra, sus productos –que son de buena calidad pero de bajo costo- se inclinan hacia la moda clásica, y no hacia las nuevas tendencias, razón por la cual no le es necesario que él o sus diseñadores asistan a las ferias de moda locales. “En cuanto a Moda para el mundo y a Colombiamoda no le veo importancia ir; lo único bueno que le vemos y que se oye decir en el medio mío es ir como a distraer los ojos, a ver mujeres bonitas y no más”, revela el hombre, fornido y de unos cuarenta años.


Lo que es evidente para los competidores, y que William recalca a su pupilo, su hijo, es que Willparr ya tiene posicionados sus productos dentro del mercado popular local. “Valoremos lo que tenemos, tenemos las ganas, tenemos el mercado, ya tenemos algo, ya lo otro lo conseguimos”, le dice Parra a su primogénito. William es modelo de emprendimiento, pero también es la fehaciente prueba de que la desigualdad y la lucha de clases no aminoran sino que se intensifican y se materializan en la exclusión y discriminación de las élites hacia los sectores populares.

Leave a Reply