Una tarde de fiesta y música


Por NATALIA WILLS BERRÍO
Medellín, junio 22 de 2011
El sol brilla infernal en el Parque de San Antonio. El calor parece emanar del piso mismo, de las paredes, de todas partes. Suena un vallenato, que causa dudas sobre si el concierto que debería empezar a las 2:00 sí es en ese lugar. Es la 1:55. El vallenato proviene de unos altoparlantes en las tiendas a los lados del parque. La tarima, aún silenciosa, se vislumbra al fondo. Hay muy poca gente en el parque. Unas siete u ocho personas. Uno parece ser un organizador. Varias parecen ser madres de los músicos. A eso de las 2:05, con el calor sofocante encima y un reducido público, la banda de ska-reggae Servicio Públiko empieza a tocar. Y la tarde de bailes, canciones e instrumentos comienza.


La Fiesta de la música, en Francia la “Fête de la musique”, es una fiesta celebrada el 21 de junio, el solsticio de verano del hemisferio norte. Pretende promocionar la música de dos maneras: que los músicos aficionados o profesionales toquen en las calles y la organización de conciertos gratuitos de todos los estilos. La idea de este festival surgió en 1976 por el músico estadounidense Joel Cohen y luego fue tomada en 1981 por el ministro de Cultura Jack Lang. La primera fête de la musique fue celebrada el 21 de junio de 1982 en París. En la actualidad se celebra en muchos países alrededor del mundo.
En Medellín, tan cerca del ecuador, el solsticio de junio se nota muy poco. Tampoco existen las connotaciones paganas de esta fecha, relacionadas con el arte y la música. Pero si existe una creciente preocupación por la escena cultural dela ciudad. La Fiesta de la música 2011, impulsada por la Alianza Francesa,  incluyó 60 agrupaciones (elegidas entre las 226 inscritas) en 13 escenarios en toda la ciudad. Todos los géneros estuvieron presentes, desde el reggaetón hasta el metal, pasando por la electrónica, el pop, la música clásica y otro sinfín de géneros. También hubo eventos en otros municipios del Área Metropolitana como Itagüí, Sabaneta, Bello y Barbosa. Fue celebrada el 18 de junio, aprovechando el día sábado, pero con la desafortunada coincidencia de realizarse el mismo día de la final de fútbol  entre el Atlético Nacional y Equidad. La fiesta comenzó el día anterior con un concierto del DJ M.MAT en el Museo de Antioquia y terminó a las 3:00 AM del domingo con música electrónica en el Parque del Poblado.
Cada escenario tuvo sus géneros, su gente y su vibra. En el Parque de Boston el pop se combinó con el reggaetón y el rock. En el Parque de los Deseos la música tropical incluyó desde el vallenato hasta la fusión.  La Fiesta de la música fue un lugar en que los distintos estilos musicales convivieron pacíficamente.
Poco a poco, canción a canción, el público empezó a llegar al Parque de San Antonio. Lo que antes parecía ser un desierto de cemento se convertía en un grupo de fanáticos del ska, el reggae y el rock. Curiosos también se acercaban a escuchar la música. Un borracho bailaba con un ritmo extraño y le mandaba besos a una señora que vendía alimentos en un carrito de mercado, señora que lo despreciaba airadamente. La gente lanzaba burbujas al aire. Las bandas iban cambiando, del ska-reggae se pasaba a un reggae más suave y dulce, con toques de jazz y de ahí a un reggae más tradicional interpretado por una desafortunada banda de Jardín, suroeste antioqueño, la cual perdió parte de la instrumentación que necesitaba para la batería. Algo de ánimo le faltaba al público, algo de pasión.
En otro escenario, al sur del Área Metropolitana, en Sabaneta, sonaba una mezcla de rock, metal, ska y reggae. El concierto se hizo en la zona norte del municipio, cerca del Centro Comercial Mayorca. El público parecía ser mucho mayor al del Parque de San Antonio, quizá en parte por estar más concentrado. Los asistentes, con sus pintas rockeras y alternativas, poguearon con el metal y bailaron con el ska. El público estaba concentrado en el concierto, al menos cuando el muy esperado partido de fútbol no robaba su atención. Una pantalla tras las bandas mostraba el partido. Las jugadas interrumpían la música de una banda de rapcore, y cuando el Atlético Nacional ganó la final, parte del público estalló en entusiasmo y se distrajo por un buen rato. Luego la música y el festival volvieron a la normalidad, otra canción, otra banda más.



Algunas cosas le faltan a la Fiesta de la música. Organización, escoger un día más propicio. El hecho de que a los músicos no les pagaran nada no les gustó a todos. Pero si hay algo que Medellín necesite son más iniciativas que le lleven el arte a todos, sin rivalidades, sin competencias, simplemente disfrute.

Leave a Reply