La Santa Cruz, ¿forjadora de prejuicios?


Por DAIANA GONZÁLEZ NAVAS
Medellín, julio 29 de 2011

Ante el complejo debate que se está llevando a cabo debido a la decisión tomada por la Corte Constitucional respecto al matrimonio gay, Manuel José Bermúdez, quien es periodista, especialista en docencia investigativa universitaria y activista de las diversidades sexuales, genero e identidades en Colombia desde 1991, dio a conocer su punto de vista sobre lo que según él es una discusión que apenas comienza, ubicando al cristianismo como aquel elemento que pone límites en la aceptación de estas nuevas leyes. Es tan fuerte el poder de la religión que, según Bermúdez, se está efectuando actualmente una movilización por parte de los notarios para hacer objeción de conciencia frente al matrimonio homosexual, “Ellos no quieren casarlos porque sienten que esta contra su fe y condición religiosa” explica Manuel.



“Como buenos cristianos, fe antes que ley, repiten las historias y métodos de sacrificios humanos que vociferan sus libros sagrados” opina el periodista en uno de sus tweets, mientras Miguel Gómez, representante a la cámara del Partido de la U, radica su proyecto de ley en el Congreso, el cual excluye a los homosexuales de pertenecer al concepto de familia y de la facultad para tener un niño, con el pretexto de garantizar el desarrollo del infante.

Sobre esto Manuel es muy claro al decir que los argumentos contra la adopción homosexual siempre han sido de ese tipo. “Representamos un mal ejemplo para los niños pero acabamos de ver en el noticiero como un papá mata a sus hijas, como las viola, ¿Eso no es un mal ejemplo? El debate vuelve a lo mismo, es un problema moral, no es un problema de términos conceptuales” refuta.
Sin importar que la adopción sea o no aceptada, el objetivo de esta ley, según Manuel “Es que la constitución acoja el respeto a la familia y eso no siempre debe incluir la palabra adopción, por amor queremos conformar una familia, tenga o no hijos, y eso debe estar garantizado por la ley.” Ya hablando de posturas religiosas que argumentan el homosexualismo no como algo natural sino como una construcción social que está en contra del objetivo del ser humano que es procrear, Manuel concluye que “A la luz de la ciencia y del derecho internacional esos conceptos están revaluados, un senador o cualquier figura pública debería cohibirse a decir esa estupidez ante los medios.”

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